¿Quiénes somos?

Barbarie: una vida social cuyo trascurrir fuera el discurso de un idiota, lleno de ruido y furor y carente de todo sentido. Ausencia de sentido: he ahí la clave de la barbarie.

En virtud de la existencia de la izquierda la miseria de la vida moderna, la destrucción de los hombres y de la naturaleza en las ciudades y en los campos en la época industrial deja de ser un absurdo y se vuelve un acontecimiento histórico dotado de sentido ―negativo― y por tanto explicable.

La existencia de la izquierda le da un sentido ―un contrasentido― al sin sentido.

Bolívar Echeverría (1986)

El proyecto de Koinonia Politike fue ideado por un grupo amigos comprometidos con un ideal político de justicia y verdad que haga frente al sin sentido del discurso oficial. Entendemos lo político no como un partido, ni tampoco como una actividad exclusiva del gobierno, sino como en su sentido amplio, el pueblo. Nuestro compromiso es con el pueblo y no con la utilidad individual o marginal. Intentamos recuperar el sentido no sólo de la ciencia económica pero aterrizarla como conocimiento para todos.

El discurso económico vulgar ha despojado de sentido a la comunidad y ha aparentado abogar por la libertad y la dignidad. No obstante, en un desierto de palabras sin significado hay que retornar al sentido de lo que hoy es barbarie. Creemos que la información y el conocimiento es de todos, pero no en el sentido formal y abstracto, sino que es de todos para usarla y aprenderla. Por tanto, la labor científica no sólo debe producir por producir, como lo hace el capital, sino que debe producir para todos. Este blog es parte de un proyecto más amplio de regresarle el sentido de la producción científica a las personas.

La devastación ambiental, el despojo territorial y la violencia en general que se vive no sólo en México pero en todo el mundo son el centro de nuestras investigaciones. Estamos convencidos que todas las herramientas que ha producido la humanidad en su conjunto no son propiedad de ninguna empresa, persona o deidad y, además, que estas herramientas deben ser convivenciales, es decir, deben servirnos como humanidad. La teoría ha tomado el bando contrario a esta postura y esconde la nocividad de las herramientas que se producen en el capitalismo bajo el velo del «progreso» y el «desarrollo».

En el fondo, todos intuímos que algo está mal, intuímos la barbarie; la percibimos en las guerras y las armas que se producen para ampliarla como «economías de escala»; la padecemos con la violencia, con la pérdida de nuestros bosques, el ascenso del fascismo y de la ultraderecha. La reproducimos todos los días con las mercancías que se producen y consumen. Por tanto, quedarnos callados es ceder ante la barbarie